domingo, 18 de marzo de 2012

NO PUDIMOS CON EL TIEMPO EN EL MENTIRAS

Intentamos llegar al Mentiras, pero nos quedamos en el intento. Y es que no esperábamos el tiempo que nos hizo. Esperábamos una primavera-verano y nos encontramos con un frío... que para muestra esta foto
¿verdad que es la viva imagen del frío?
O esta, 
Esto aunque parezca exagerado no lo era tanto.
Y es que se nos quedaron las manos "arreguillás", como decía Fernando.
Así que iniciamos la subida no con demasiado ánimo. ¡Ah, por cierto! y acordándonos de Juan y de sus botas nuevas que no ha podido aún estrenar. VA POR TI JUAN. Y POR TUS BOTAS.
Y empezamos a subir...
                                           Y a subir aún más......
Y a subir..... Algunos agotados, otros con la lengua fuera,....

 Y todavía más..... ¡Venga para arriba!
Algunos subían hasta a cuatro patas. Que la pendiente parece que no, pero era grande, grande, grande.
Pero como siempre las subidas acaban mereciendo la pena, porque las vistas son estupendas.
 Este es nuestro nuevo Tejero. Tuvo una entrada triunfal. Subió el jorro en cabeza y con tan poco esfuerzo que hay quien pensó si no estaría dopado. Luego nos enteramos que había desayunado leche y cereales rellenos de chocolate. La próxima subida ya sabemos lo que hay que hacer.
ALEJANDRO EL GRANDE.
Y llegamos a la Molata del Imperio.
                                     Mira que es bonita esta zona.


                                Esos son los dedos heridos de Begoña. Ya he dicho que sufrimos mucho.
                               Pero merecía la pena, porque el sitio merece la pena de ver.
Pero mira que son bonitas estas formaciones rocosas.
 Algo se acerca. ¿Lo veis?
 Ahora se ve mejor. Se acerca curioseando.
¡QUÉ HERMOSO!
Mira que ha nevado poco, pero aún podemos ver algo de nieve. Cada vez más conforme nos acercamos al Mentiras.

 Paramos en la cueva de la Molata, donde nos resguardamos un poco del frío y pudimos almorzar.
Y aquí es donde decidimos darnos la vuelta, porque el frío y sobre todo el viento nos lo estaba poniendo muy difícil. Ya habrá otra ocasión para subir. Será que no hay fines de semana. Y esa vez Juan podrá utilizar sus botas. Y hasta tal vez sus pinchos.
 Bueno, la cuestión es que tuvimos que empezar a bajar. Eso sí, con la orejas gachas.
 ¡Qué pena! con lo cerca que estábamos.
 Bueno, por lo menos nos quedan las vistas.
                                  Y venga para abajo.
Y más para abajo, claro, porque todo lo que se sube luego hay que bajarlo.
 Y en este punto, cada uno baja como puede. Unos agarrotados....
 otros con el trasero arrastrando,....
Pero al final llegamos. No muy contentos.

Bueno, ellos sí. Como siempre.

Y ya que nos sobraba tiempo, pasamos por los Prados y visitamos el lavadero....

el horno, .....

el otro horno....
                                       Y eso fue todo. Hasta la próxima vez. Que será pronto. O eso esperamos.