RESUMEN RUTA:
Inicio y final de la ruta: Los Prados (1198 m.)
Cumbres: Cerrico de las Mentiras (1898 m.)
Distancia: 10 km.
Desnivel subida: 700 m.
Tiempo: 5 horas (con almuerzo reposado)
Camino: Pista, sendero y sendero de alta montaña con nieve-hielo
Viento, hielo y cojines de monja (o asiento de pastor o aliagas, o cambrones y otros nombres más (erinacea anthyllis) es un arbusto perenne de la familia leguminosae, con una altura de 60-70 cm, forma una mata densa, almohadillada que termina en espinas punzante que duelen mucho si te caes encima) es lo que ha marcado esta ruta.
Como siempre nuestra subida al Cerrico fue por la Macizo de la Molata del Imperio, llamado también Calar de la Sierra, cuyo vértice es el Cerro de las Mentiras con una altura de 1898 m, el segundo más alto de la provincia de Albacete y el tercero de Castilla-La Mancha.
Es sin duda, una de las subidas más impresionantes al Mentiras, a lo largo del cordal.
Empezamos la ruta con frío y escarcha. Y de ahí a subir por el jorro que sigue dejándonos sin aliento, con las piernas hechas polvo y preguntándonos que por qué seguimos empeñados en esta ruta.
Descansando del ascenso por el jorro. |
Valle de Tus |
Vista al Arguellite |
Peñascos de la Molata |
Al paso por la cueva nos acordamos de la subida que hicimos el años pasado de tan triste recuerdo. Cueva que nos sirvió de cobijo en un día de frío. Fue también el final de aquella ruta.
Árboles característicos del Calar. |
El viento por estas cuerdas es lo peor de esta parte. Por otro lado los paisajes son impresionantes.

Buscar un lugar soleado y sin aire nos costó. Aquí disfrutamos de vistas, y solecito, pero no nos evitamos el viento de cara.

Y costó subir lo suyo, porque eso no es nieve, sino hielo puro y duro, muy duro.
Y tras descansar y alimentarnos bien, salimos hacia el final de la ruta.
Por fin llegamos al Pico Banderas y al punto geodésico, donde el viento soplaba con fuerza.

La vuelta la hicimos buscando el camino hacia la fuente de la Molata, que no encontramos y con lo que pretendíamos evitarnos el hielo que encontramos en toda la umbría de subida y acortar el camino. Lo primero lo conseguimos, lo segundo no tanto.