sábado, 7 de abril de 2012

MARZADAS CAMINO A POZO ROMERO

Igual llovía, que salía el sol, que nevaba, que caían matachotos, que hacía viento y frío, que niebla, ... Puras marzadas.
Dicho esto, recuerdos a Begoña y Fernando, de los que nos acordamos y mucho, y ánimos a Vicente.
Por fin Juan pudo estrenar sus botas nuevas, que dieron el resultado esperado. También sus "pinchos" nuevos. Mereció la pena comprarlos.

Fuimos un grupo variopintamente equipados. Entre las zapatillas de verano de Esther, esos calcetines de Manuel, el paraguas de lunares, .... ¡Menuda pinta llevábamos! Esas polainas improvisadas de Esther, cutres a más no poder....























Estas son las polainas improvisadas.

Como siempre este antiguo camino de herradura entre Yeste y Siles merece la pena de pasearlo. Y aunque la niebla no siempre permitía disfrutar de los desfiladeros del Estrecho del Infierno, la salida mereció la pena.
Lo que podía haber sido un recorrido de unas dos horas y media (ida y vuelta) se prolongó un poco más, por el mal tiempo que nos obligó a refugiarnos en un par de ocasiones.
Arrancamos desde la Lastra subiendo por el camino a Siles pasando por Collado Blanco, junto a la piedra que llaman la Polla. Seguimos por la "verea volá" que va bajo el puntal de la Escaleruela, con unas vistas impresionantes al desfiladero del Tus y al Calar de la Sima que encontramos nevado.

Llegamos a la piedra de La Polla y echamos el primer vistazo al desfiladero del Tus.

Al fondo el Estrecho del Infierno y a la derecha el Calar de la Sima.





De nuevo la visita de los buitres dándonos la bienvenida.

Subimos por la "Verea Volá", en fila india, donde quedan los restos de los muros de piedra que sostenían el camino.




La encina fue el primer abrigo al que nos acogimos cuando arreció la nieve.













Ya arriba llegamos a La Nava en el Calar del Mundo, donde nos encontramos con los restos de las hormas donde cultivaban el centeno y restos de tinadas.                                                                                             ¿Quién dice que no se puede ser chic en el Calar? Ese paraguas es inigualable.
 
Dirección a Pozo Romero, las manos las llevábamos arreguillás, por lo que era imposible sacarlas para hacer ni una mísera foto.
De vuelta nos encontramos a Enrique de los Barrancos en su yegua a los que no parecía molestarles tanto el tiempo como a nosotros. Iba a buscar unas "ovejas que tenía localizás, pero no vistas" que estaban para parir. Y ahí iba él, en su yegua subido "calaos"  los dos hasta las trancas.

lunes, 2 de abril de 2012

EL CALAR DE MOROPECHE

1-04-2012
Queríamos una ruta sencilla, cómoda, fácil, pensando en los críos y en el semi-fracaso de la última excursión y salimos sin saber muy bien hacia donde ir. La decisión de ir a Moropeche fue casual, así que al llegar a Catarroya decidimos girar hacia la aldea. Al final recorrimos unos 12 km y subimos un desnivel de unos 600 m.
Nada más dejar los coches nos encontramos con que nos daban las primeras recomendaciones sobre cómo hacer la subida. Y aunque intentamos alquilarle la yegua para subir, no hubo trato. Después a lo largo de la ruta nos fuimos acordando de la yegua.
 




Iniciamos la ruta y todo indicaba que íbamos bien, lo cual es un alivio cuando no sabes bien ni por dónde, ni hacia dónde vas
 

Y subiendo nos encontramos con un león y lo que parece una cabeza.


Y curioseando y curioseando también nos encontramos alguna calera. También el pijo del lobo, bueno para las diarreas y el dolor de barriga.
Y mientras nosotras curioseábamos el resto nos tuvo que esperar en el camino.

Por el camino nos encontramos al frente el Calar de la Sima, con la Palomera y el Mentiras del que tanto nos acordamos, y ¿a la izquierda qué es lo que hay? (que es lo que está señalando Begoña)
 Pues el castillico, una formación rocosa en forma de castillo como bien indica su nombre propiamente dicho (es que estaba muy lejos, por eso no se ve muy bien, y la cámara tampoco es para tirar cohetes).
 Y como indica el mojón o hito o como quieras llamarlo, estábamos en la ruta de las atalayas. Ruta Moropeche-Tus.
 Y entonces nos paramos a almorzar. Que no pudimos hacerlo hasta encontrar unas hermosas sombras, porque la primera parte de la ruta fue bajo un calor de mil demonios.
" ¿Para mi un bocadillo tan chico? Pues vaya" Eso es lo que parece que dice ¿verdad?.

 "¿Y para mi qué?" 
Podríamos haber ido por aquí, que parece un camino en condiciones, y hasta parece que lleva a algún sitio (en concreto a Tus, a la aldea de Los Ruscas), pero por qué íbamos los tejeros a hacer algo fácil. ¡No! nosotros tiramos monte a través.
 ¿Qué es lo que viene por ahí? Porque llevábamos un buen rato oyendo cencerros. Aunque no se vea bien, por el "caminito alante" llegaba un rebaño.

Y luego volvimos a encontrar camino, pero tampoco íbamos a continuarlo pudiendo ir campo a través. Y así llegaron las chicas: "agotadas".
 
 Y una vez arriba, ya sí, y por fin, cogimos el camino de nuevo de la ruta de las atalayas.
 Y llegamos al pozo.

 Y ahí están los curiosones.

 Y sí, había agua, poca porque la sequía ha sido terrible, pero alguna había.
Curioseando encontramos estos lapiaces tan bonitos, esos abrigos para pastores y para las personas que subían a plantar y segar centeno. Porque una de las peculiaridades de este calar es lo parcelado que está. Por todos lados hay mojones coloreados, hormas de piedras separando parcelas...


 
 Y hasta una sima bien profunda.

















Y a partir de aquí ya todo fue ir de acá para allá. Lo que hizo que fuéramos bordeando el calar por su parte derecha, recorriendo desde la zona de la Parrilla hasta encontrar un sitio por donde bajar hacia Moropeche. Y aunque andamos más de lo que pretendíamos mereció la pena. Esos cortados tan bonitos y esas vistas tan maravillosas.....


 Es evidente que no está preñao, es que no sabía donde guardar el polar que se trajo.
 Debajo del puntal de la Cruz o Puntal de Moropeche (que lo tuvimos que dejar para otra ocasión porque se nos estaba haciendo muy tarde) como le llaman otros encontramos otros abrigos. Curioso como aprovechan cualquier recodo para cercarlo y utilizarlo como corral para el ganado.
¡ Y qué me decís de esas piedras que parecen puestas a propósito para sentarse y admirar el paisaje!.
 Aquí la cosa se les fue de las manos a las dos. Según ellas estaban en un jacuzzi. ¡Lo que hace andar sin rumbo!
 Y por fin encontramos el sitio para bajar.
 Así que nos preparamos
 Nos concienciamos
 y bajamos por un pedregal de cuidado.
 Y luego las vistas. Y otra bajada de vértigo
 Con cosas tan curiosas como estas. Sin comentarios.
 Si cuando digo que la bajada fue dura...
 Sí, por ahí bajamos, fijando talón quién podía. Otros el culete y los bastones. Las rodillas pal arrastre.
Bajamos en estas condiciones:






Y cuando bajamos esto nos dio la bienvenida.
 Una ruta estupenda. Pese a lanzarnos a la aventura sin saber a dónde íbamos y con lo que nos íbamos a encontrar.
Allí arribones fuimos. ¡Qué pasada!