RUTA: La Parrilla-El Puerto-Cañada Las Yeguas-La Parrilla
Duración: 5 horas (más o menos, con almuerzo incluido)
Participantes: 5 miembros del Tejo Viejo porque de los fijos, las otras tres chicas fallaron y el muchachito estaba malito.
Lo de los valientes va por los dos chicos que se pegaron un palizón demostrando todo lo que valen.
Participantes: 5 miembros del Tejo Viejo porque de los fijos, las otras tres chicas fallaron y el muchachito estaba malito.
Lo de los valientes va por los dos chicos que se pegaron un palizón demostrando todo lo que valen.
La salida de La Parrilla desde la era fue fría. Para muestra lo abrigaítos que salieron los chicos. Y no fue una exageración. Hasta que avanzó la mañana y los cuerpos se calentaron al andar, no sobraba ninguna prenda.




¡Ah!, y por supuesto encontramos guíscanos.
Pese a que los caminos muchas veces se perdían, teníamos siempre de guía la vista de El Puntal de la Encomienda. Otras veces nos guiábamos por la intuición.
Sí es allí hacia donde tenemos que ir.
Y por fin llegamos al Puerto. Y como se ve en la imagen en la zona de umbría hacía frío.

Esas piedras que se ven ahí es un refugio de pastores. Sin comentarios.




Y una vez descansados iniciamos de nuevo la ruta hacia El Calar. To p'arriba, subiendo la Loma Pelada, sorteando dificultades como se ve en la foto. Y de nuevo empezó el frío una vez que subimos lo suficiente.
Pero qué vistas.
¡Ah!, y Fernando que ya llega. Despacio, pero seguro.

Y llegamos ala Fuente y los Tornajos de Tus, donde nos echamos un buen trago de agua que congelaba el cerebro.


Y cruzamos el arroyo de Tus. Y llegamos a la Cañada de las Yeguas, nuestro objetivo, con el Argel (1698 m.) al alcance de la mano. Que va a ser una de las rutas que vamos a tener que hacer otro día de estos.
Y allí, en la Cañada de las Yeguas, sí que nos encontramos con caballos/yeguas como su nombre indica. Paciendo tranquilamente. Tan a gusto. Sin problemas, sin crisis, sin horarios ni calendarios, ....
Y también descansamos, que bien merecido lo teníamos. Que fue mucha tralla. La tranquilidad y la paz que desprendían los caballos nos fue transmitida. ¡Dios, qué bien se estaba!


Todavía quedaba todo esto por subir.
Lo que decía: ¡menudas vistas!
La bajada tuvo su aquel, más que nada por la pendiente que había.


El "tiete" de la vara señalando Boche. Que la tierra tira mucho.
Y de nuevo en el carril el barro nos llegó hasta.....
Bien, fue allí arriba donde estuvimos y por donde nos tiramos para bajar. Desde aquí abajo impresiona más si cabe.
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