lunes, 8 de abril de 2013

SALTADOR-CUEVA DEL AGUA-TINJARRA

Después de una Semana Santa pasada por agua, estábamos deseando que saliera un rayito de sol para poder ir a algún sitio. No pedíamos grandes cosas. Así que el domingo salimos para el Arguellite. 
Hace tiempo por cuestiones de trabajo tuve que visitar y recorrer la ruta que iba Arroyo Madera abajo. Tenía ganas que los crios pudieran verlo también. Es un tramo muy cortito saliendo desde el cortijo de Arroyo Madera, pero las cascadas (o "el zurrior" como lo llaman por allí) merece la pena de verse, así como el molino aceitero y el cortijo abandonado de El Saltador.


 

 Horno de Arroyo Madera.                                     Maquina para picar comida de los cerdos.
 Bicicleta.
 Piedra para afilar.

Hornos del cortijo del Saltador. Había cuatro, según nos dijo Saturnino de Arroyo Madera si había tantos hornos en un mismo cortijo era porque la gente no se llevaría muy bien.

 

Antiguo molino harinero. Placa donde se informa de quienes son los dueños.

 

 

 Maquinaria del molino.

Como nos sobraba tiempo decidimos ir a la Cueva del Agua a alcantarilla. Pero el arroyo venía tan crecido que no pudimos pasar dentro. Aún así pudimos asomarnos a ver la cueva. 


Y después de una buenísima comida en El Arguellite, nos pasamos por Tinjarra, donde las vacas de Saturnino (hijo) pasaron de nosotros todo el trayecto.





domingo, 7 de abril de 2013

SEMANA SANTA PASADA POR AGUA

No ha habido manera de salir tranquilos a hacer rutas en estas estupendas vacaciones de Semana Santa. Todo el día lloviendo. Y la noche, claro. Así que nos dedicamos a hacer lo que ha hecho todo el pueblo de Yeste y de alrededores: ir al pantano de la Fuensanta. Que si el aliviadero está descargando agua, que ya no, que si la presa está a tope, que si el puente de la Vicaría está impresionante, que si el Palomar ni te cuento, ... Vamos que no ha habido día que no hubiera excursión al pantano. Lo cierto es que se ha visto como nunca y que daba gusto verlo. Nunca el pantano ha sido tan fotografíado, ni recorrido de arriba a abajo. Parece aquello una romería.
Hemos hecho varias rutas en torno a él. La primera fue pocos días antes de las vacaciones. La hicimos en coche y medio lloviendo (¡cómo no!). Salimos de Yeste, Puente de la Vicaría, El Toril, Fuentiguera, Juan Quíles, la presa, y de vuelta de nuevo a Yeste. 


Puente de la Vicaría.
  Presa.
Al lado de la presa encontramos a un grupo de cabras montesas que se guarecían de la lluvia.

Puente del Palomar.

La segunda ruta fue también en coche y después de mucho tiempo llegamos al aliviadero. 
El Aliviadero.

 





El agua había saltado hacía unos días y cuando fuimos estaba en el límite.

 La presa con los cuatro tubos abiertos.





La tercera fue por fin a pie y muy curiosa. Salimos por la antigua carretera Yeste-Hellín que desemboca en el pantano y monte a través llegamos al puente del Palomar. Allí cogimos los coches y fuimos hacia el aliviadero y la presa. Y claro, yendo con Begoña encontramos orejones y cagarrias.
 Orejones. Pero mira que son feos.                       

 

Y sí, la antigua carretera desemboca en el mismísimo pantano. Así que subimos monte arriba para poder darle la vuelta y llegar al puente del Palomar donde estaban los coches.



 Y ahí está la actual carretera, serpenteando alrededor del pantano.





La presa estaba soltando ese día tan solo dos tubos.
Y estas son las cagarrias. Tampoco es que sean muy bonicas.

 La cuarta de las rutas fue también por la antigua carretera, pero esta vez tranquilamente pues íbamos con niños pequeños. Llegamos hasta donde pudimos.
Curioseando una cueva. Pero no había dragón, ni tesoro, ni na de na.















 Y Juan llegó al final del camino. ¿Y ahora qué?

 Y ahí se ve cómo la antigua carretera está comida por el pantano.

 Y aquí la friki de la ESther que sale al monte con zapatillas de tenis degastadas.
 Pero la chica vale, hay que reconocérselo.



 Y la última fue al aliviadero porque por fin conseguimos ver cómo saltaba el agua por él.